Hay un granado dorado
que vive en el campo triste
no hay nadie a su lado
desde que tú te fuiste.
Oh! granado dorado,
dame algunos de tus tesoros
en este campo
triste y solo.
Tus granadas
dulces y amargas
en mi boca
se vuelven jugosas.
Oh! granado dorado,
quien te plantó
nunca volverá
a tu lado.
Angela L. M. M.,
10 años, 5º B